lunes, abril 05, 2010

ITALIA o la muerte de Tony Maselli


Para quienes crecieron viendo la serie Who is the boss, en la que el actor Tony Danza interpretaba a un carismático Tony Maselli cuyas raíces eran más italianas que la Cicciolina, llegar al país con forma de bota esperando que el cliché americano se repita, es casi siempre una decepción.


Estuve en Italia dos veces antes, y Roma supuso un mar de contradicciones, decepciones y pequeñas batallas mentales entre mi Yo amorosa, y mi Yo mala (esa que según Fred Núñez habita en mí hasta cuando duermo) 


Después de acostumbrarnos a la puntualidad suiza, a sus calles sin indigentes, a que nadie te aborde o te ronde para robarte, estafarte o sonsacarte un euro con una falsa actitud de buen samaritano, Italia nos pescó con los calzones abajo. Sí, llegamos confiados, ingenuos y bien brutos a la cuna de El Padrino.


La primera noche en Italia (concretamente en Milán) fui despertada por una INTENSA discusión de dos enamorados debajo de mi ventana. Un chico y una chica discutían a gritos en plena calle. Hubo de todo, gestos grandilocuentes, empujones, jalones de cabello, el chico italiano botándole el cigarrillo y las llaves encima a la pobre chica, etc.. luego de pasar una semana en Suiza donde no vimos discutir o gritar a nadie, toparnos con esto nos pareció casi barbárico.


Estoy siendo mala (la mala malísima) cuando generalizo y digo I TA LIA, porque en lugares como Milán y Florencia nos fue relativamente bien, sobre todo en Florencia donde el aire familiar y cálido nos abrazó cual madre que encuentra a su hijo perdido.


Pero en Roma la cosa fue otro cantar. Reservamos un hotelito humildón a través de internet con la promesa que tendría las comodidades básicas a un precio accesible y que quedaba a pocos metros de la estación Termini. Llegamos a las 9 de la noche desde Florencia, para descubrir que el famoso hotel no quedaba a unos cuantos metros, sino como a 8 cuadras de la pinche estación. Y era más difícil encontrarlo que encontrar la dignidad del político boliviano promedio.


No obstante, arrastramos nuestras maletas por unos peladares oscuros y raros, con un olor penetrante a orine. Llegamos al bendito sitio y resultó ser un residencial. Una casota descascarada de varias alas, donde una de las alas, tenía cuatro pisos y el primer piso pertenecía al famoso hotel. 


Si pensaron que daríamos la vuelta sin siquiera entrar a the Hostel, están equivocados. Entramos igual, dispuestos a vivir la experiencia a pleno. La chica de recepción (AMOROSA ELLA) nos informa que no, que no tiene registrada nuestra reservación, y que esa noche el hotel está lleno, pero que llamaría a un colega suyo para que en otro hotel ¨exactamente igual¨ nos quedemos esa noche y al día siguiente VOLVAMOS a dormir las otras dos noches pendientes ahí.


Llega un chico de Bangladesh y nos lleva a paso vivo para una persona tan pequeña, por otros callejones y vericuetos. Yo ya estaba con mi cara de orto, porque además del cansancio, el hambre, el frío y el sueño, mis viejos resentimientos con Roma aparecían de nuevo. Muere Tony Maselli, Muere!


Bangladesh nos mete a otro edificio, más tétrico que el primero, donde ni siquiera había recepción ni nadie a quien pedirle auxilio si es que me daba una embolia, infarto, o decidía colgarme de una viga... y nos explica con ceremonia que para entrar al boliche hacen falta 4 llaves...una para la puerta principal, otra para la puerta del pasillo, otra para la otra puerta que da al famoso hotel, y otra para la habitación que nos correspondía. Entendí a cabalidad dada la zona donde íbamos a pernoctar, sólo faltaban los barrotes a la ventana, el perro pitbull en el jardín, el perímetro alambrado y estábamos listos.


La habitación era monacal, con un cama, mesa, bañito, sin teléfono y que daba a un callejón donde sospecho se vendían cuerpos sudorosos y sustancias ilegales.


Para más desgracia, un emputante sonido se colaba por nuestra ventana. Una especie d

e pitido que no sabíamos de dónde carajos salía y que me hacía pensar con desesperación que toda una noche con esa bulla en la oreja, el cansancio que traía y todo lo demás, acabarían por quitarme las ganas de seguir viviendo.

Si no nos cambiaban al día siguiente, y si era descansar ahí los 3 días, lo soportaba, pero la perspectiva de tener que mudarnos al día siguiente a primera hora...cuando lo único que queríamos era dormir ZZzzzzzz era deprimente.


La buena noticia? Había WIFI, fue así que rápidamente busqué otro hotel para pernoctar. Inmediatamente encontré uno que quedaba súper cerca de la estación y supuestamente el precio era accesible por ser Last minute booking. 


Fred fue a buscar a Bangladesh, que tenía su boliche real a unas cuatro cuadras del cuarto del infierno...al rato vuelven los dos y Bangladesh no nos quería dejar ir. Se interpuso entre la puerta y nuestra libertad, y afanosamente nos pedía que no nos marcháramos, tratamos de hacerle entender con mucho cariño que nos queríamos largar como alma que lleva el diablo, y Bangladesh marcaba su celular para pedir indicaciones. Escuché que dijo que vimos la habitación y que NO PIACE, y luego de una charla inentendible para nosotros pero digna de un corto indie, Bangladesh finalmente aceptó lo inevitable.


Partimos con energías renovadas por evadir tan triste destino y nos fuimos al otro hotel. Un hotel convencional, bonito, bien. Pero con un recepcionista que se había tragado un iceberg. Ni siquiera se fijó bien en la reservación, anotó rápidamente, nos dio la llave y nos despachó al cuarto. 


De ahí en más disfrutamos de la cordialidad italiana a mil, cordialidad que se solía manifestar de 3 maneras. 1) la menos frecuente: amabilidad real para indicarte direcciones  2) absoluta indiferencia o cara de orto ante cualquier requerimiento sea para pedir ayuda o para que te den un servicio 3) una amabilidad irónica, esa que te trata b

ien pero que en el fondo te dice que sos un pelotudo.


Aparte de esas idiosincracias que además eran bastantes conocidas en el resto de europa, lo que compensa a Roma es su intensa vida nocturna, sus hermosos monumentos, sus ruinas...recordemos que Roma es una ciudad construida sobre la antigua Roma y aún no se ha excavado toda la gloria del pasado romano. 


Caminar por Roma es ver cada cierto tiempo pedazos de historia e histeria. Vale la pena, aunque hace falta buen humor para sobrellevar ese carácter avinagrado de algunos tanos. 


Cosa chistosa: hay personas que se ponen como estatuas en la calle, con toda la producción: Maquillaje, vestuario, adornos...son artistas callejeros dizqué, pero en realidad son pide limosna, ponen unos letreros al pie de su performance donde escriben: Sono povedere: 3 bambini y otras cosas...Lo chistoso? Que podés ver cuatro o cinco de estos personajes en distintos puntos de la ciudad, TODOS tienen el mismo letrerito, con la misma letra y lo único que cambian es el número de bambinos.


Los 3 días y medio se pasaron volando, para descubrir que el recepcionista del hotel se había avivado y nos había cobrado el doble de lo que supuestamente era lo acordado. Intentamos hacerle ver el error mostrándole la confirmación de la reserva, el número de noches, de adultos, el precio total indicado...pero cuando se entercan así es imposible discutir o alegarles. Decidimos partir.


Después hice un reclamo a través del mail  a la cadena hotelera, desde donde el dueño de los chanchos reconoció de manera escueta el error y ofreció (de manera escueta también) resarcirlo. Me pregunto cuántos pobres turistas se quedan sin reclamar y les estafan el precio. 


Ahora mientras escribo, miro mi manilla de hilo que tengo en la mano derecha, manilla adquirida en Milán. En la visita al castillo Sforza, un senegalés nos abordó, nos llenó de discursos sobre  ¨Bolivia- Senegal are the same¨, nos pilló con la guardia baja (el primer día) y luego así casi sin darnos cuenta nos peló 10 euros. 


Sí, exceso de brutez...podríamos escribir una guía que se titule: Manual del Turista Pelotudo.


Mi mejor consejo para Italia es mucha tolerancia, evitar el contacto ocular con el resto y tratar de ser feliz con el paisaje. Gracias.


COSAS PARA VER Y DISFRUTAR EN ITALIA

Sus ruinas (coliseo romano, catacumbas, etc)

Sus museos, iglesias, monumentos  (la galería Ufizzi, el Vaticano (donde quedé abochornada ante la opulencia en la que se cobija la iglesia católica mientras su guía espiritual encubre pedófilos), sus Duomos, etc.)

Los tours, nos tocaron excelentes guías turísticos en Italia...gente muy apasionada en su oficio que realmente hizo una gran experiencia conocer cada lugar.

Sus helados

Sus pizzas y pastas

Su vino

La gran vida nocturna que tienen


OJO, OJO CON ITALIA EN:

Cambio de divisas...preferible sacar dinero de la tarjeta de crédito o débito que cambiar dinero. Se quedan como con un 10 a 15% de comisión por cambiarte unos pesos. Es demasiado. No conviene para nada. 


Vendedores ambulantes,  supuestos buenos samaritanos, siempre hay gente que te ronda en distintos lugares dispuestos a robarte aunque sea un euro. Las huevadas que venden en la calle son baratijas que no vale la pena comprar, en las tiendas de souvenirs evitar cualquier artefacto que funcione a pilas, electricidad, etc...después de 2 usadas o a veces sin usarlo, dejan de funcionar.


No suelen ser muy apegados a la verdad en cuanto a la calidad de los servicios. Cualquier cosa que reserven o compren anticipadamente, tengan un comprobante y jamás se queden sin reclamar.


Preferible usar el metro que el taxi, pero OJO con los tickets...ofrecen uno que es para 10 viajes pero que en realidad te sirve para usar un viaje por día. Si vas a estar 1, 2 o 3 días, te conviene el ticket de 1 euro y pagarlo cada vez que vayas a usarlo. Mejor comprar el ticket en los kioscos de los alrededores, que en las máquinas automáticas, porque en las máquinas te rondan y abordan numerosos intrusos.


OJO con la comida que ya está preparada y que supuestamente está lista para llevar, pueden ser pizzas que lleven días, meses, años o décadas cogiendo frío hasta que vos decidís comprarlas. Lo mismo en eso que se vende como buffet...suele ser comida recalentada que está todo el día ahí, de MUY mala calidad y peor sabor.