lunes, febrero 27, 2012

LA MUJER QUE CANTA
Por: Mónica Heinrich V.

Incendies compitió el año pasado por el Oscar a Mejor Película Extranjera. La Academia, como siempre, eligió algo menos “incómodo” y más políticamente correcto: la danesa Heaven (Por un mundo mejor) .

Ojo, a mí me gustó Heaven. La vi en el cine Palace. Era la primera película que veía ahí desde que lo abrieron de nuevo, así que estaba más emocionada que perro con dos colas.

Recuerdo que se me escapó alguna lágrima ante la obra de Susanne Bier. Recuerdo, también, que le dije a compañero de butaca: “Bier es de las que hace cosas bonitas y suaves”. Recuerdo que igual, a pesar de lo bonito y lo suave, fue jodido. Porque la vida es jodida. Porque la gente muere, mata y se mata.

Y un año después, aquí estamos.

Ya no en el cine Palace, porque en ningún cine de este maldito pueblo exhibirán Incendies. Sino en mi habitación, usando una Imac como DVD/TV, en una curiosa y perturbadora prueba de que la manzanita sirve para todo.

Le di play con el mouse y ni bien comenzó supe a ciencia cierta que estaba ante una buena película. Y fue raro, raro porque la canción en inglés me emputó, y pensé “no debió poner esa canción”, y raro porque aunque la canción en inglés me emputó y pensé que no debió ponerla, me enganché a la historia. O, mejor dicho, la historia me enganchó…me agarró las tripas y no las soltó.

En USA, una mujer muere. Una mujer deja un testamento. Una mujer tiene dos hijos que reciben ese testamento. En ese testamento, la mujer pide a sus dos hijos que encuentren a su padre (de ellos) y a su hermano (de ellos). Los hijos (de ella) se miran estupefactos: para ellos papá murió tiempo atrás y hermano nunca tuvieron.

Esa mujer no tendrá lápida, ni descansará en paz hasta que ambos (padre supuestamente muerto, hijo supuestamente inexistente) sean encontrados y reciban una carta cada uno. Además, sólo con ese deseo cumplido, los hijos recibirán, a su vez, otra carta.

Entonces, los hijos (hombre/mujer/gemelos/hermanos) tienen que desentrañar ese misterio, y la mujer muerta, la del testamento, la de las cartas, tendrá que encontrar paz en su tumba. Así tiene que ser.

El director canadiense Denis Villeneuve fragmenta Incendies en lugares y personajes para que conozcamos la desgarradora historia de la mujer, de los hijos, del padre supuestamente muerto, del hijo supuestamente inexistente, de las cartas, de aquello que se incendió y se perdió entre la violencia de la guerra.

Alternando tiempos y momentos históricos, esta película “política pero apolítica” tiene una atmósfera dura y seca. Así llegaremos tarde o temprano a la mujer que canta. Esa mujer que presa en una cárcel del medio oriente, cantará cada vez que sus verdugos la torturen o escuche las torturas a las que son sometidas sus compañeras de encierro.

El guión escrito por el mismo director golpea anímicamente en varios momentos. Se abstiene de situar la búsqueda y el encuentro en algún lugar específico para no echar culpas. O quizás, porque las culpas en esos trechos no se pueden repartir equitativamente.

En una escena se hablará del hilo de odio y terror que no se rompe y que pasa de generación en generación. Como intentando explicar el porqué las cosas que pasan, pasan. Por qué los personajes que el filme evoca existen, y por qué la vida puede ser tan dura.

Villeneuve se pasa en el giro final. Yo lo intuí a medio camino, pero me dije: “No, es demasiado”, porque sí, porque es demasiado, porque uno se imagina que esas cosas no ocurren y que si ocurren mejor no usarlas en una película para justificar una historia.

Incendies, se pasa o, tal vez, se queda corta. No sé. Lo que sé es que cuando la ves, pensás en la película y en el talón con los tres puntitos y en el talón de los tres puntitos que fue niño y que mata niños. O por lo menos yo pensé. Y sigo pensando. Porque lo dije: la vida es jodida. La gente muere, mata y se mata.

En Incendies nos muestran cómo una mujer que canta deja de cantar. El silencio es atronador.

LO MEJOR: Bien filmada, toca.

LO PEOR: algunos excesos, la musiquita en inglés, las cartas finales

LO MAS FALSETE: lo “armado” de algunas escenas

LA ESCENA: la del bus, la de los niños

EL MENSAJE MANIFIESTO: el odio se pasa de generación en generación

EL MENSAJE LATENTE: el odio, todo lo destruye

EL CONSEJO: vela

LA PREGUNTA: ¿hay reconstrucción posible?

CURIOSIDADES
Se filmó en Canadá y Jordania
Está hablada en francés, árabe e inglés
La canción en inglés de la que hablo es You and whose Army, de Radiohead.
Está basada en una prestigiosa obra teatral del mismo nombre escrita por Wajdi Mouawad

NIAUX
Por: Mónica Heinrich

Parece que se pusieron de acuerdo para rendir homenajes al cine. Lo hizo Spielberg, lo hizo Hazanavicius y también Scorsese. De la flojera de Spielberg opino en la reseña que sigue. De Hazanavicius opinaré más adelante y de Scorsese sólo puedo decir que volví a dibujar corazones con M & M.

“Es una película hermosa” dije, cuando recién iban 5 minutos de proyección de HUGO. Era imposible decir lo contrario. La fotografía exquisita, una bella música y esa cosita mágica indefinible que traspasaba la pantalla, lo confirmaba.

En las salas de cine, la primera elección que tenemos que hacer es si verla subtitulada o en español con 3D. Señores, seriamente, elijan TODA LA VIDA subtitulada. HUGO está hecha para disfrutar un gran 3D (tiene travellings que lo valen y el perfeccionismo de Scorsese), pero prefiero no sacrificar la verosimilitud que sólo se puede obtener de la versión original subtitulada. La otra opción sería verla dos veces, una con 3D y otra con subtítulos.

Hechas esas recomendaciones, les diré que Hugo comienza con Hugo.

Un pequeño niño interpretado por Asa Butterfield pierde a su padre en un incendio. Al quedar huérfano, su borracho tío lo toma bajo su cuidado. De esta manera llega a la estación de trenes, donde el tío trabaja dándole cuerda a los relojes del lugar.

Lo único que le quedó a Hugo de su padre (interpretado por Jude Law) es un curioso objeto. Como es un niño, y los niños siempre piensan cosas más interesantes que los adultos, él creerá que tal objeto contiene la clave para recibir un mensaje de su difunto progenitor.

SPOILER Parece que Stephen Daldry y Scorsese se espiaron mutuamente, porque el planteo y la resolución de dicho mensaje paternal, también se encuentra en Tan Fuerte y Tan Cerca FIN DEL SPOILER

Por otra parte, en la misma estación de trenes trabaja el señor Georges Méliès, interpretado por el siempre solvente Ben Kingsley. Georges o Papa Georges, como lo llama la amiga de Hugo, es dueño de una juguetería y por esos azares de la vida, su camino se cruzará con el del pequeño Hugo.

La obra de Scorsese rescata del olvido a un gran maestro como Georges Méliès.

Denominado el “mago del cine”, este muchachón fue un vanguardista, un apasionado, un artista y al venir del mundo de la magia (era ilusionista) fue el primero en experimentar e intentar usar sus trucos para crear efectos especiales.

Mientras los Lumiére presentaban paisajes y escenas más bien documentales, Méliès innovó en la continuidad narrativa dirigiendo ficciones que contaran historias más allá de la simple contemplación.

Todo eso, que tiene una base real, se presenta ante nosotros con un hermoso envoltorio. Personajes como el policía minusválido que interpreta Sacha Baron Cohen, la vendedora de flores, la doña del perro, el gran Christopher Lee como librero, las escenas bellísimas de los filmes rescatados, en fin…Scorsese dirige con mimo y amor hasta el último detalle (vean las curiosidades, por favor)

John Logan guionista de Gladiator, Rango, El aviador, El último Samurai se encargó de adaptar para la pantalla gigante el libro de Brian Selznick, La Invención de Hugo Cabret, que salió a la luz el año 2007.

Quizás la mayor falencia que le veo a Hugo es el guión. No es que sea malo, es un guión correcto al que le sobran algunos instantes o situaciones que si no se tratara de un filme que tiene tan grandiosos elementos, me haría putear de lo lindo.

Soy conciente de que la historia por almibararse y forzar el homenaje a veces flaquea, soy conciente. Soy conciente, también, que estamos ante un filme absolutamente atípico a lo que solemos ver de Scorsese. Atípico en la forma, atípico en el contenido, pero muy típico en la manera preciosista de llevar dicho relato a la pantalla gigante.

Tanto HUGO, como El Artista, como la estupidez de War Horse, cojean de la misma pierna. Y es que en su afán de homenajear al cine (a su estilo), los argumentos se llevaron la peor parte. Los tres directores se fueron por la forma, perdiendo el contenido.

En algunos casos con más o menos suerte. En el caso de Hugo, esta falencia se nota, pero no incomoda, por lo menos a esta espectadora. Seguramente, al finalizar el filme, puede asaltarnos el pensamiento de que esta historia SIN Hugo y sólo con Georges Méliès, funcionaría genial. PUEDE SER, no digo que no. Nunca lo sabremos, porque lo que tenemos es a Hugo Cabret contándonos cómo se cruza con Georges Méliès, .

Robert Richardson, habitué de Oliver Stone (Natural Born Killer, Nacido el 4 de Julio, JFK, y otras), también de Tarantino (Kill Bill 1 y 2, Malditos Bastardos) y del mismo Scorsese (Shine a Light, Aviador, Shutter Island, Casino) es quien pone la firma para la espectacular fotografía. Para mí, sin lugar a dudas, el Oscar a Mejor Fotografía si no se lo lleva Lubezki, debe ser para este tipo.

Las actuaciones son como el guión lo requiere. Sorprende Sacha Baron Cohen (Borat, Bruno) a quien finalmente vemos en un papel en el que no sale de bellaco. El niño, Hugo (Asa Butterfield), es carismático y dulce, y cumple su rol de elemento disparador del entuerto. El resto de los personajes conforman un casting muy bien elegido.

Y así, tal cual está, con sus redundancias que alargan la trama, con su sabor artificial a película hollywoodense navideña que cuesta millones de dólares, HUGO es hermosa, innegable e incuestionablemente hermosa. Es honesta en su amor por el cine, en el tributo, que es palpable.

Los detalles, la atmósfera, la música, el vestuario, hacen que le perdone todo…todo lo que no me gustó.

Sí, Hugo no es perfecta, pero los momentos que alcanza de grandiosidad (que los tiene) son puros e inolvidables. Suficiente para verla y dejarse empapar de la magia que desprende descubrir el trabajo de Méliès y verlo a través de los ojos de un devoto Scorsese.

LO MEJOR: Alcanza visos mágicos

LO PEOR: algunas redundancias y problemas de guión

LO MAS FALSETE: la historia de Hugo

LA ESCENA: todas las que se refieren al trabajo de Méliès

EL MENSAJE MANIFIESTO: la magia es posible

EL MENSAJE LATENTE: qué mágico es el pasado…

EL CONSEJO: SUBTITULOS, SUBTITULOOOOOS

LA PREGUNTA: ¿qué Oscar se llevará a casa?

- El presupuesto fue 170 millones de dólares

- Asa Butterfield es conocido por ser el protagonista de El niño del pijama a rayas.

- Chloe Moretz, la niña, fue la protagonista de la versión americana de Let me in (la peli de vampiros sueca), también ha participado en Kick Ass, 500 days of Summer y otras.

- Scorsese APARECE EN LA PELICULA. Es el fotógrafo que toma la foto de Méliès cuando construyen su estudio. Se escucha su voz diciendo: “Good, thats good. Yes”

- Es el primer film de Scorsese en 12 años que no protagoniza Leonardo DiCaprio.

- Hugo fue filmada en Londres y en Paris.

- Después de verla, James Cameron le dijo a Scorsese que era una obra maestra y que era el mejor uso del 3D que había visto hasta el momento, incluyendo sus películas. Si lo dice el director de Avatar…

- El autómata se inspiró en el fabricado por el relojero suizo Henri Maillardet, que fue visto por Selznick en el Instituto Franklin de Philadelphia, así como el Jaquet-Droz automata, "el escritor"

- Emil Lager, Ben Addis, y Robert Gill realizan diversos cameos representando a Django Reinhardt, guitarrista padre del gypsy jazz, Salvador Dalí, pintor español, y James Joyce, el escritor irlandés, respectivamente. Todos los nombres de estos personajes aparecen al finalizar los créditos del reparto de la película.

- En 1928 Leon Druhot descubrió, casualmente, a George Méliès vendiendo juguetes y caramelos en un puesto callejero de la Gare Montparnasse. Luego fue recuperado y homenajeado por la sociedad francesa, siendo reconocido su aporte al mundo del cine.

SE MURIÓ MI AMIGO BRONCO
Por: Mónica Heinrich V.

Esta es una historia sobre un caballo y…la relación preocupanteXXX con su dueño.

Habrá quien vea la película con ojos bienintencionados, quien crea que un chico en edad de tener las hormonas alborotadas como un bolillo de bingo puede vivir obsesionado sólo por su caballo.

Habrá quien sienta que es normal que ese mismo chico que va a la I Guerra Mundial, al calor del fragor de la batalla no mirará con nostalgia la foto de sus padres, ni pensará sumido en la nostalgia en su hogar allá por las campiñas inglesas o tendrá sueños húmedos con la hija del carnicero, no, él mirará los dibujos hechos a mano de…adivinen…sí…su caballo.

Puedo empatizar en algún nivel con el argumento. Tengo tres perros, (momento freak) que gozan de nombres/apodos/ropa/peluquero/veterinario/cumples/juguetes/rutinas, los ADORO, mi vida no sería lo mismo sin ellos y eso hace que quiera abrazar a cualquier perro que se me cruce en el camino.

Pero no sé, como que War Horse llega a un nivel de desquicie más profundo, como que cruza la delgada línea roja que me separa de las pastillas antipsicóticas y las terapias grupales.

Para ser más claros: la trama del último filme de Steven Spielberg es vecina directa de la historia verídica de la tipa que pagó 50.000 $us. para clonar a su perro.

Ajá.

No es mi intención romper el encanto (sí, sí es), pero creo que War Horse es la prueba fehaciente de dos cosas:

- Estamos ante el peor trabajo de Spierbelg desde Indiana Jones y la escena estúpida de la heladera. Y por ahí es peor que esa, porque War Horse se toma en serio.

- El lobby reina en Hollywood, nominar esta bosta a tantos premios sólo es síntoma de que la mano que mece la cuna por esos trechos es parte del brazo de…adivinen…Spielberg.

En la Inglaterra de 1914, nace Joey (pobre, Joey) Escena 1. Spielberg en su casa piensa cómo hacer para que entendamos que se trata de un caballo con garra y personalidad desde que es parido. Escena 2 Spielberg filma a Joey en la apertura que ustedes verán. Escena 3 Ahí es cuando muchos usamos el WIFI del celular para averiguar cuánto durará y descubrimos aterrados que serán más de dos horas y media!!

El caballo crece, revoltoso, brioso y pendejo. En una subasta pública es comprado por Narracott, un granjero que piensa que el equino es especial (como todo ser viviente que se cruzará con él) y, contrario a sus necesidades económicas, lo compra.

Al llegar a su casa, su hijo Albert queda prendado de Joey (insertar música de Benny G)

Albert es interpretado por el barbieoso actor (parece un muñeco del mundo Barbie) Jeremy Irvin, que en la película se la pasa con actitud positiva, estridentemente emocionado por todo evento que sucede, además de ”in loooove” con el caballo.

Una gran actriz como Emily Watson es desperdiciada como la esposa del tal Narracott, y claro…los problemas llegan. La guerra llega. La guerra al estilo Disney.

Entiendo que Spielberg rinde un evidente homenaje a las grandes epopeyas del cine clásico onda Lo que el viento se llevó. De hecho, hay un par de escenas que son casi calcos descarados de la mítica película protagonizada por Clark Gable y Vivian Leight.

¿El problema? Está desangelada, desproporcionadamente cursi y con un guión que sólo puedo calificar de horrible. La tan cacareada fotografía de Janusz Kaminski no es ni tan espectacular, ni tan inolvidable como quieren hacernos creer. Hugo y El Árbol de la vida se la revuelcan en fotografía.


Son casi tres horas que se pasan lentísimas, deseando que el Barbie Boy muera al pisar una mina, o que se le explote una granada de mano para que agonice desfigurado durante media hora ante nuestros ojos mientras los bichos le carcomen las heridas. Muere, Albie, muere!!!

Los guionistas Lee Hall y Richard Curtis tienen en su pasado cosas como Billy Elliot y Cuatro Bodas y un funeral, lo que me pone a dudar si la culpa es realmente del guión o es Steven “dulce de leche” Spielberg el que hace que la historia se sienta tan “RARA” y a cada momento le susurrés malévolamente a tu compañero de butaca: “¿Y si mejor Albie se muere?.

Reconoceré que hay momentos que sí están bien construidos y donde podemos decir: “AHHHH, este es nuestro Stevie (tal cual) el de La Lista de Schindler, el de Salvando al soldado Ryan”, pero son momentos…como cuando te quedaste despierto toda la noche y ves que amanece, o cuando pisaste puchi de vaca durante el día y recién te das cuenta al llegar a tu casa. Algo así.

La película está musicalizada grandilocuentemente a la vieja usanza. Sí, seguimos con el homenaje. John Williams, que ha trabajado con Spielberg montón de veces, y cuyo currículum es tan kilométrico como su edad, compone una banda sonora cuyo objetivo es subrayar el meloserío. Más azúcar para el mundo.

En el apartado actoral, el francés Niels Arestrup que interpreta al abuelo de la chica enferma (la que parece arrancada de un musical de Broadway), es el único personaje digno aparte del caballo. Es como un lunar, como un pequeño espacio puro y blanco en una pared llena de dibujos infantiles, huevos estrellados y chocolate derretido.

Hay dos momentos específicos en los que le perdí el respeto a Steven. SPOILER (El que no la haya visto, salte a la siguiente parte) 1) Cuando cosito queda cegatón y empieza a hacer el pinche sonido. Por qué no te moriste Albie, POR QUE???! y 2) la charla ridícula entre el alemán y el inglés cuando el caballo está herido. Sí. O SEA! Nunca la guerra se vio tan humillada. Entiendo el “mensajito antibelicista”, pero…todo tiene su límite…FIN DEL SPOILER.

Quizás mi cinismo hizo que corrieran negros, turbios y apestosos pensamientos acerca de Joey y Albie, quizás. Quizás, yéndonos a una mirada diáfana, complaciente, AMABLE, podríamos decir que War Horse es bonita, humana, y dulce. Quizás.

Pero la certeza es que desde esta esquina, desde este humilde hogar en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, War Horse sólo me huele a azúcar quemada.

Una lástima por Joey (aka Bronco), que si esta película merece un Oscar se lo debería llevar él.

LO MEJOR: Tiene uno que otro momento

LO PEOR: no apta para diabéticos

LO MAS FALSETE: el encendido amor de Albie, los años que pasan, y la escena del reencuentro.

LA ESCENA: estuvieron muy bien: la del molino, la del ataque a caballo al campamento y la del gas.

EL MENSAJE MANIFIESTO: Si es el amor de tu vida, volverá (muajajaja)

EL MENSAJE LATENTE: es triste cuando la nostalgia no innova

EL CONSEJO: no hay consejo posible. Estás por tu cuenta.

LA PREGUNTA: ¿Recuperaremos algún día a Steven?

CURIOSIDADES

- 14 caballos hicieron de Joey en la película

- Finder, el caballo principal, también apareció en Seabiscuit

- El escritor del libro en que se basa la peli, Morpurgo, hace un cameo en la escena inicial del filme.

jueves, febrero 23, 2012

NICOLETTA
Por: Mónica Heinrich
El otro día empezaba a leer Jardines de Kensington, de Rodrigo Fresán y me encontré con una frase que me hizo sonreír con nostalgia: página 2: Cita de J.M. Barrie, autor de Peter Pan: Lo mejor de todo es ser niño. Lo segundo mejor de todo es escribir sobre ser niño.
Lo dice Barrie que murió cuando ya no era niño, a los 77 años. Lo sabía Peter Llewelyn, quien fue una vez niño e inspiró a Barrie para crear Peter Pan. Llewelyn que cuando ya no fue niño se arrojó a las vías del tren a los 63 años.

Peter Pan creció y se suicidó.
Y en un mundo donde todos crecemos tarde o temprano, nos quedan las ilustraciones...
Por eso me gustan...Huelen a infancia.
Ese olor dulce y fresco que también tienen todos los bebés del mundo.
Nicoletta Ceccoli vive en San Marino, un lugar que no tiene más de 30.000 habitantes. Desde ahí, supongo, no debe ser tan difícil seguir siendo niño.
Su técnica parte del dibujo a mano, luego lo scanea, lo combina con fotos y lo retoca en Photoshop. Lo que tenemos son imágenes nostálgicas suspendidas entre el sueño y la pesadilla. Frágiles y, sobre todo, infantiles.
Nicoletta ha ganado varios premios internacionales por su trabajo.

Hace tiempito que le sigo los pasos. Me quedo mirando sus peces globo, sus muñecas rotas, sus chanchitos mascota, sus muchachas mitad algo/mitad persona, e irremediablemente pienso en mi infancia.

Y citando a Jardines de Kensington por última vez, mi infancia:..."empieza con un niño que nunca fue adulto y termina con un adulto que nunca fue niño"

lunes, febrero 06, 2012

"LAS VÍCTIMAS VENDEN"
Por: Mónica Heinrich V.

Si pensamos/pienso en Serbia, imagino un lugar devastado por la guerra, jodido por los bombardeos, por la limpieza étnica y por los despojos que dejó el horror de años de enfrentamientos.

Lo que no se puede imaginar es cuán profundas son esas heridas. Por ejemplo, hace un par de semanas veía un documental sobre la Irak post Hussein y cómo se ha convertido en tierra de nadie, los americanos y los organismos internacionales eliminaron cualquier forma de gobierno para instalarse a sus anchas, y anularon de manera bochornosa cualquier posibilidad de reorganizar ese despelote.

Se sabe que en Irak tanto americanos como locales están cagados. El mes pasado un veterano (si se le puede llamar veterano a un joven de 24 años) de Irak asesinaba a un guardia en USA, luego de pasar el último año sumido en pesadillas, depresión y ataques de violencia sin explicación. Más tarde, el atormentado joven moriría en medio del bosque, de frío, al huir con el torso desnudo.

Por eso es que cuando sabés que existe una película que se llama A Serbian Film, y leés de boca de su director que la idea básica de su propuesta es retratar lo que quedó escondido en el patio trasero de Serbia y echándole barro, de paso, a la industria cinematográfica, sólo podés esperar que sea tan buena como dicho discurso plantea.

Mientras la bajaba (soy mi propio dealer de películas) leía comentarios de otros usuarios que decían que ni bien la vieron la borraron del disco duro porque se sentían raros guardándola. Que era desagradable y extrema. Que aconsejaban NO verla, porque mejor no tener ciertas imágenes en la cabeza. Algunos decían que era la peor basura que habían visto en sus vidas.

Averiguando sobre las repercusiones festivaleras, en su paso por el Sitges de España, en el mismo país en que un dictador murió tranquilo en su cama luego de 40 años al poder apalancando la censura, gente ligada a un gobierno socialista y supuestamente "open mind" demandaba al director de dicho festival, Angel Sala, por exhibir pornografía infantil al permitir que A Serbian film se proyecte.

Dicha demanda surgió por presiones de nada más y nada menos que organizaciones católicas escandalizadas con la idea de que la gente vea eso. Para variar, estas censuras las hacen sin ver la película, y lo paradójico es que la huevada viene de grupos cuya Iglesia socapa centenares de miles de casos de pederastia.

Es que en el mundo, mis queridos, la hipocresía se campea obscenamente desnuda por las calles.

A Serbian Film fue selección oficial de varios festivales importantes del circuito cinematográfico y recibió uno que otro premio.

Como muchas veces dije, eso no es garantía de nada. En este caso, este es un filme que por ahí quienes lo hicieron tenían una idea mil veces más interesante de lo que se ha logrado en pantalla.

En la idea, es lo que menciono antes. En la práctica queda como un filme grotesco, cuyas virtudes artísticas son bastante pobres, y donde el discurso/mensaje, que es paradójicamente moralista, llega envuelto por un acabado mediocre, chapucero, sin profundidad, efectista y manipulador.

Milos es un legendario actor porno que vive retirado de la industria. Está casado con una linda mujer y tiene un lindo hijo de 6 años. Hasta ahí el retrato familiar. Sorpresivamente, intentan reclutarlo para un nuevo proyecto cinematográfico, algo así como la "ultimate porn movie", supuestamente con airecitos experimentales y pretensiones artísticas de vanguardia.

Un enigmático director le hace una oferta tentadora, hay mucha plata de por medio y Milos (que también extraña el trabajo) decide que puede asegurar el futuro de su familia con ese dinero. El problemita? Que no tendrá acceso al guión, ni siquiera a una sinopsis del proyecto. El objetivo es que el tipo simplemente llegue al set y que se "deje llevar" por las situaciones.

Durante la primera hora, A Serbian Film es simple provocación. El set de filmación es un viejo orfanato, suceden las primeras imágenes que insinúan pedofilia, sadomasoquismo y necrofilia. En algunos momentos, hay un aire teatral en la puesta, que sí se puede rescatar.

Después de ese largo preámbulo, la película pisa acelerador y se desbanda como si director y guionistas hayan dicho en su mente: "Vamos a joder a todos los que miren esta pinche película". Las acciones empiezan a ser exageradas y se pone en evidencia las ganas de despertar morbo y polémica, apartándose completamente de un discurso coherente que justifique esa agresión al espectador.

Llegamos a los 30 minutos finales en los que YA sabes lo que sucederá, se lo huele en el aire, te han preparado para que ESO suceda, y SUCEDE. Se despachan tres escenas que fácilmente pueden inscribirse como las más desagradables/incómodas que se pueden ver. No desagradables por sorpresivas o raras, sino por la acción en sí misma y por lo que significan.

Películas sobre incesto, violación, pedofilia, he visto un montón, una de las mejores: "El arte de llorar en coro", que ya desde su título te indica que el tratamiento será de otro nivel. En A Serbian Film, sólo hay espacio para la sordidez.


El cierre confirma la impresión inicial, se trata de una película hecha para el morbo, con un discurso errático y superficial.

En una parte, el director de la película que contrata a Milos, le dice que están haciendo lo que están haciendo porque "las víctimas venden". "La víctima es la venta más preciada del mundo. La víctima siente más y sufre mejor. Nosotros somos víctimas, Milos. Tú, yo, el país entero es una víctima". Esto en boca de un Serbio puede tener un gran peso, puede justificar lo visto, pero no alcanza dada las precarias herramientas tanto de dirección como de guión con que se lo envuelve.

Si hago una evaluación global, ni siquiera alcanza para darse los golpes de pecho que se han dado alrededor del mundo. Sí tiene escenas jodidas, y perturbadoras, pero me parece que al carecer de un contenido real y ser simple efectismo, hay que tomarlo como tal. De hecho, yo me vi esa misma noche la película We need to talk about Kevin (de la que hablaré en breve) que me jodió más.

El director de A serbian film, en algunas entrevistas ha dicho que su apuesta abiertamente gráfica en torno a lo sórdido de su historia apunta a desenmascarar la hipocresía de la industria cinematográfica. Él como serbio, cuenta, sólo conseguirá fondos si presenta un guión basado en una historia real, en la que existan víctimas de violencia que salen convertidas en heroínas, contándolo de manera lacrimógena y políticamente correcta que busque la simpatía del espectador.

En eso, afirma, se ha convertido el cine, y por eso su película busca el efecto contrario.

El desparramo indiscriminado de violencia en su propuesta convierte su trabajo en algo más de lo que critica. La banalidad por la banalidad. Lo grotesco por lo grotesco. Sï, señores, vivimos en un mundo donde pasan cosas malas, si querés retratar la inmundicia que nos rodea, que valga la pena pringarte si lo hacés con talento.

De lo contrario, veremos cosas como A Serbian film, un producto (sólo producto) hecho para hinchar los ovarios/huevos de los conservadores, adoptar poses de irreverencias y vender mierda.

LO MEJOR: con todos sus defectos se presta al debate

LO PEOR: al pedo

LO MAS FALSETE: casi todo te huele a pataleta amateur

LA ESCENA: el final, cuando los tres protagonistas SPOILER no pueden soportar el horror de lo vivido SPOILER

EL MENSAJE MANIFIESTO: la polémica vende

EL MENSAJE LATENTE: la polémica no es sinónimo de irreverencia y/o talento

EL CONSEJO: vela si querés y sabés que la podés soportar

LA PREGUNTA: ¿qué viene después para este realizador?

CURIOSIDADES

- Se filmó en 61 días en Belgrado, Serbia

- Censurada en Noriega. Una de las pocas películas que ha sido censurada en ese país en los últimos años.

- Srdan Spasojevic (director) co-escribió el guión junto a Aleksandar Radivojevic conocido como un crítico de cine de terror.

- La película se filmó en RED ONE y se le hizo un transfer a 35mm. El laboratorio Arri en Munich terminó el transfer, pero a través de abogados y policías alemanes informaron que no iban a entregar las impresiones porque violaban leyes del país. Llevaron la película a Hungría, en donde el Magyar Filmlab de Budapest estaba dispuesto a hacer el transfer. Para no correr riesgos, los cineastas mostraron la película a la gerencia del laboratorio, que dijeron no tener ninguna objeción. Cuando fue hora de recoger el filme, les informaron que tampoco se las iban a dar porque el material rompía leyes civiles y de familia húngaras.