martes, noviembre 23, 2010

MIL MUNDOS
Por: Mónica Heinrich V.

No soy una persona religiosa, la religión siempre me ha parecido un cúmulo de dogmas impuestos por personas que creen tener la verdad de su parte. ¿Qué diferencia puede existir entre un Dios judío, musulmán, católico, budista, etc.? Puede que exista un ente superior, lo que diferencia en cómo lo perciben unos de otros se basa en algo tan azaroso como la cultura, el espacio geográfico, la educación y las vivencias personales. Dos mundos es una película danesa que nos trae a colación el viejo tema de las diferencias religiosas con todo lo que esto conlleva: intolerancia, soberbia, etc..

Hace varios años leí una diatriba epistolar entre Umberto Eco y el cardenal Carlo María Martini condensada en el libro ¿En qué creen los que no creen? Martini respondía por la Iglesia Católica y Umberto Eco cuestionaba aspectos como la prohibición de los métodos anticonceptivos, el aborto, las relaciones pre-matrimoniales, y otros; el cardenal apelaba a la Fe, a la ética y a los valores que se consideran puros e incorruptibles dentro de toda religión. Después de páginas y páginas de idas y venidas, se llega a una conclusión tácita: podés creer lo que querrás, siempre y cuando respetés al que no tiene tus mismas creencias.

En este caso, por un lado tenemos a Sara, 17 años, Testigo de Jehová, y por otro lado a Teis, 23 años, ateo. El argumento está basado en hechos reales, y en los foros sobre la película se pueden leer a más “afectados” por una situación similar. Dos mundos arranca cuando los padres de Sara deciden divorciarse. Papá fue adúltero y mamá no pudo perdonar la traición. Los tres hijos deben decidir cuál de los dos se queda con la casa y con ellos. La decisión me parecía obvia: padre cholero AJUERA! Pero resulta que basándose en sus teorías religiosas, deciden que por lo menos el padre se arrepintió y la madre está pecando de soberbia-egoísmo al no perdonar a la oveja descarriada. Eso será sólo el comienzo, una vez Sara conoce a Teis, todo el ordenado y dogmático mundo en el que vive se viene abajo.

Vemos cómo hay dobles discursos en cosas tan simples como no ser egoísta o dar el perdón, mientras ignorás y dejás de ver a personas amadas que son “expulsadas” de la congregación por cometer faltas como leer un libro prohibido, vivir con un chico sin casarse, etc.. A título de Dios se pueden hacer y decir muchas cosas, tanto del lado creyente como del no creyente. Sara, rápidamente se ve obligada a tomar decisiones que van contra aquello que le inculcaron desde que estaba en el vientre. Dichas decisiones traerán consecuencias para todos.

Una vez aparecen los créditos nace una reflexión interior sobre lo visto. Caminos ante la disyuntiva planteada en la situación de Sara, después de todo ser el “outsider” del grupo en el que te has criado-vivido no es fácil para nadie. Dar la espalda a tu familia, darte cuenta que no es tan sencillo como parece, intentar cambiar conceptos tan arraigados que es casi imposible cambiar…y seguramente escenas polémicas para los Testigos de Jehová que son los que se llevan la peor parte, moverán a más de una polémica.

Hay de todo y para todos, dirían en Telepaís. La temática es muy jodida, porque en una historia simple y básica como la de la adolescente Sara que tiene que replantearse su fe en nombre del amor, está la semilla de todos esos conflictos que asolan al mundo, conflictos que hacen que la gente se mate o se odie por adorar a dioses distintos y tener dogmas incompatibles unos con otros. Levantar muros, construir campos, inmolarse, y mil cosas más en nombre de una fe.

A destacar las excelentes actuaciones de todo el elenco, sobre todo de la joven Rosalyn Mynster, interpretando a la confundida Sara. Bonita fotografía, buena musicalización, y en general un producto final bastante logrado.

La película está muy bien planteada, tanto en su argumento como en su dirección. Niels Arden Oplev director danés de las Trilogía Millenium (la saga de Stieg Larsson) dirige con mesura y pulcritud una película que si no se tiene el cuidado necesario puede bordear el panfleto. No obstante, desde mi punto de vista el cierre un tanto drástico de una temática crítica con los extremos, el dogmatismo, y la inflexión, se vuelve un punto más de lo ya mencionado.

El director vio la historia en un periódico nacional en el 2006 y supongo que se produjo ese momento mágico que sólo vivís cuando sabés que estás ante “LA” historia. El personaje real se llama Tabita, y en el filme aparece al final cuando Sara se encuentra en el tren.

Dos Mundos fue una de las películas más taquilleras en Dinamarca durante el 2008 y fue también la elegida para representar a dicho país para aspirar al Oscar como Mejor Película Extranjera. Tiene todos los elementos para ser digna de consideración. Un filme danés de buena factura que plantea un argumento polémico, pero necesario. Esta película se exhibe en el marco del Festival de Cine Europeo este miércoles, consulten la cartelera!

Lo mejor: Muy bien filmadita, interesante y con un argumento necesario

Lo peor: el drástico final es un extremo más

La escena: el diálogo final entre padre e hija

Lo más falsete: hmmmm

El mensaje manifiesto: La libertad no consiste en cambia de collar, sino en dejar de ser perro

El mensaje latente: El libre albedrío es una realidad

El consejo: Vela, está buena

La pregunta: ¿qué será de la vida de Sara?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Haber si en una de tus recomendaciones incluyes (500) Days of Summer super recomendable comedia (anti) romántica, que aunque la mata al final, resulta lo mejor de comedias romanticas de los ultimos años

Anónimo dijo...

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