Por: Mónica Heinrich V.
Luis Espinal. La primera vez que escuché hablar de Luis (perdonarán las confianzas) fue cuando tenía unos 11 o 12 años. Mi padre que ha sido una persona ligada a ese tipo de temas desde que tengo uso de razón lo mencionaba alguna vez, junto con el nombre de Marcelo Quiroga Santa Cruz. Desde entonces, me quedó claro que se trataba de alguien importante. Importante por su legado, importante por la manera en que fue asesinado, por el contexto, por las reacciones generadas en una sociedad generalmente pasiva a la hora de rendir homenajes y claro, descubrir que Luis era cinéfilo sólo contribuyó a generar más simpatía por el personaje.
Pasaron los años, crecí, Bolivia continuó siendo esa olla a presión que cocina langostas vivas, y Luis Espinal se quedó suspendido en el tiempo, como un recuerdo triste del horror vivido durante la dictadura de García Meza. Se puede decir que Luis fue evocado por algunos, pero en líneas generales se convirtió en un “mártir” bastante olvidado. El hecho de que alguien saque un audiovisual que recupere su figura, ya era un gol de media cancha. Por eso, cuando vi en cartelera Lucho SanPueblo, me sacudió la curiosidad, el entusiasmo y una empatía a priori.
Lucho SanPueblo es un supuesto documental dirigido por el Padre Eduardo Pérez Iribarne. Hasta ahí, vamos bien. Pérez Iribarne es conocido como periodista de radio FIDES y también fue mucho tiempo parte de la televisión nacional. Para más inri fue colega y amigo del fallecido Luis, por lo que, estimo, existen elementos emotivos a la hora de hacer Lucho San ueblo.
El problema está en que las buenas intenciones nunca son suficientes, y lo que intentó ser un tributo, ofrenda, o deuda histórica, se convierte en una tortura para quienes vamos al cine esperando ver a la figura de Luis reivindicada, o los que van buscando vivir un tardío duelo: llorar y añorar.
Las primeras imágenes en las que ves fotos de archivo con un marco azul similar a los que usan los videos caseros de quinceañeras, no podían ser un buen augurio. Ni siquiera pienso discutir qué elementos componen o no componen un documental, sino afirmar que Lucho SanPueblo más parece un reportaje para la televisión de los años 80s. El Padre Pérez Iribarne dirige un trabajo en que el protagonista es él mismo. Sí hablan de Luis Espinal, sí todo gira alrededor de Luis Espinal, pero la forma en la que fue llevado a cabo se quedará en tu retina por las intervenciones bizarras de Pérez Iribarne.
Lucho SanPueblo intenta recrear la vida de un mito, de Luis Espinal. Esa recreación abarca desde sus años en España, su introducción a la religión, su venida a Bolivia, su intenso amor por el cine, su trabajo como crítico, como radialista, su participación en Chuquiago, a la par de estas inclinaciones artísticas… su lucha por las clases más desfavorecidas, su apoyo a las huelgas y marchas mineras, etc..Escrito así son muchos tópicos y dada la falta de cohesión en la estructura del audiovisual, nada es realmente profundizado ni unificado como la figura lo merece.
Ese es uno de sus mayores problemas, sí se tocan superficialmente muchos de los puntos mencionados, pero la figura política de Luis, digamos el peso que tenía en la época como líder y como agente de influencia social, nunca queda bien dibujado.
Los detalles históricos son condimentados con testimonios de amigos, colegas, y gente relacionada a su asesinato, pero eso sencillamente no alcanza. Son testimonios desperdiciados, que hacen que más de una vez uno se pregunte en la oscuridad de la sala: “Qué pensaría el crítico de cine Luis Espinal” o tener la certeza de que: “Luis debe estar pateando su cajón”.
A eso hay que agregarle la HEREJIA de que sea el padre Pérez Iribarne el conductor de la cuestión y el afán de “recrear” o “dramatizar” escenas con un actor que interpreta a Espinal.
Las “dramatizaciones” nos llevan a lugares insospechados. Momentos que seguramente sólo serían comparables a un sueño de Dalí, de lo surrealista que resulta todo. Ejemplo: Cuando dramatizan la tortura a Espinal y Pérez Iribarne interrumpe la escena en onda mesiánica, ángel de la guarda o algo así, con el subsecuente texto alegórico; o la escena donde Pérez Iribarne INTENTA emocionarse para emocionarnos en la “morgue”, seguramente uno de los momentos freaks del cine nacional en el 2010. Televisa debe andar buscando el actor que se le perdió.
Y es triste que algo que habría que tomarse con seriedad, nostalgia, admiración, provoque por momentos hilaridad debido a los recursos utilizados y a un mal manejo de lo que puede ser emotivo y de lo que resulta simplemente ridículo.
No obstante, como ya lo dije, su PLUS y enorme es que por lo menos recupera la figura de Espinal y recuerda a todos los que se dedican al audiovisual que es un personaje del que todavía queda mucho por decir. Se agradecen las buenas intenciones, y el cariño puesto en Lucho Sanpueblo, pero tomando en cuenta que el personaje homenajeado era amante y crítico del cine, no se puede fingir que aquí no pasó nada. Mal montaje, malos efectos, mal sonido, testimonios desperdiciados, el Padre Perez Iribarne interrumpiendo todo a cada rato y dramatizaciones dignas de un capítulo de Marimar.
El 21 de marzo de 1980, Luis acudió al cine 6 de agosto a ver el filme Los Desalmados. Los esbirros (desalmados también) de García Meza y Arce Gómez, lo secuestraron, torturaron salvajemente y asesinaron esa misma noche al salir de la proyección. Al día siguiente, su cuerpo fue encontrado en un vertedero de basura. En la tumba donde descansa se lee el epitafio: “Mártir por la democracia”
El 2010 las carteleras nacionales exhiben Lucho Sanpueblo. Señores, la historia no permite justificar lo injustificable. Esperemos que a nivel audiovisual, algún día se pueda hacer algo a la altura del mito.
4 comentarios:
Muy de acuerdo contigo Mónica. La vi en Sucre en el estreno y fue terrible soportar cada intervención del P. Pérez, es que el señor ya no puede más con su pose de celebrity.
En fin, alegrémonos, alguien despertará y filmará un buen homenaje a Lucho Espinal, que se lo merece.
abrazos!
Muy de acuerdo contigo Mónica. La vi en Sucre en el estreno y fue terrible soportar cada intervención del P. Pérez, es que el señor ya no puede más con su pose de celebrity.
En fin, alegrémonos, alguien despertará y filmará un buen homenaje a Lucho Espinal, que se lo merece.
abrazos!
Pietila!!! Si esperemos con ansias que ese reconocimiento llegue pronto. Una pena este resultado, pero seguro veremos mejores.
abrazos!
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