lunes, mayo 03, 2010

LA RESIDENCIA DE LA MUERTE

Así la describe un manuscrito del judío Zalmen Gradowski: "Todos están aturdidos y miran a su alrededor preguntándose dónde los han traído. Allí reina una férrea disciplina. Allí nos encontramos en un campo de la muerte.Es una isla muerta. El hombre no viene allí para vivir, sino para tarde o temprano encontrar su muerte".

Estoy en Auschwitz.

Veo la puerta, el letrero que te recibe y que se transforma en una frase cínica y cruel para los prisioneros: El trabajo hace libre.
El bus nos deja después de un trayecto de 2 horas desde Cracovia. Viene el guía, joven, no más de 30 años. Un nutrido grupo de gente me acompaña. Qué los/nos motiva para ir hasta allá? Cómo hacer turismo en un campo de concentración? Lo llevaremos después como una medalla viajera? "Conocí Auschwitz", diremos con orgullo a nuestros interlocutores? Polonia será sinónimo de alambres, letreros en alemán y monumentos a las víctimas del holocausto?

No sé. Camino por el mismo sendero por el que pasaban cientos de judíos, gitanos, homosexuales, criminales de guerra, etc.. Etiquetas. Categorías. Obscenos Números. Tal número de judíos, tal número de gitanos. Tal número de homosexuales. Tal número de vagones. Tal número de barracas. Tal número de crematorios. Tal número de cámaras de gas. Tal número de oficiales. Tal número de sobrevivientes. Tal número de muertos. Números obscenos.

Vemos los alambrados que en el pasado estuvieron cargados de electricidad para evitar que los presos fugaran. Un letrero continúa como una tétrica advertencia. El guía nos dice que algunos prisioneros se lanzaban contra los alambrados buscando la muerte. La vida era insoportable.

Manejo información en mi mente. Anna Frank. La lista de Schindler. La vida es bella. Los Falsificadores. El Tren de la Vida. El niño con el pijama a rayas. Kindertransporter. Las Benévolas, La noche. El alba. El día, El Tambor de Hojalata, Amén, Nuremberg, El Gran Dictador, El PIanista, La Aritmética del Diablo, Monseiur Batignole, El cuidador del Zoo, Europa, Europa. Sophi Schol. La Secretaria de Hitler. El hundimiento.

No. No se puede comparar. No estoy preparada.

Nos llevan primero al museo. No imagino qué pueden mostrar ahí. Cómo pueden exhibir el horror en vitrinas y cómo puede alguien realmente comprenderlo.

Me equivoco. El horror sí puede ser exhibido en vitrinas. Y el horror sí puede golpearte hasta el punto que tenés ganas de sentarte en una grada y llorar todo el día, toda la semana, todo el mes, todo el año.

Los nazis cortaban el cabello de sus víctimas y los vendían para que una gran empresa haga telas con ellos. 0,50 marcos por un Kg. de pelo. En un cuarto se exhiben toneladas de cabello.

La cantidad es obscena. En Auschwitz casi todo es obsceno. No puedo mirar la cara de mis compañeros de "tour", no quiero ver en el rostro de los demás el dolor que percibo en el mío.

Pasamos a otras vitrinas. Cientos de maletas apiladas. Maletas con los nombres de los presos pintadas con letras grandes. Nombre, lugar de procedencia y fecha de nacimiento. Los presos al transportarse pensaban que tarde o temprano serían liberados y por eso tenían mucho cuidado de rotular bien sus pertenencias. Cientos de maletas con/sin dueño. Cientos.

Más cuartos. Uno lleno de ropa, donde hay ropa de niños y de bebés. Vestiditos, zapatitos, un montón de cosas que sólo podés nombrar en diminutivo. Los dueños de esas cosas muertos. Todos muertos. Niños muertos. Bebés muertos.

Nos llevan por un pasillo donde a cada lado hay hileras de fotos de los presos. Esos que fueron seleccionados para trabajar. Son fotos tipo pasaporte. De frente, de perfil. Con el uniforme a rayas. Abajo el nombre. La fecha en la que ingresó al campo, la fecha en la que murió. Casi todos mueren entre los primeros 6 meses y el año. Pasás por ese pasillo lleno de ojos, pasillo que se te antoja eterno.

Karl Fritzsch, uno de los jefes SS del campo, decía a los prisioneros recien llegados: Acaban de venir no a un sanatorio. Es un campo de concentración, del que sólo hay una salida: a través de la chimena del crematorio. Los judíos tienen derecho a vivir dos semanas. Los curas 1 mes, los demás 3 meses.

Veo las caras. Están frente a la cámara, muchos han perdido a sus familiares en el proceso de selección. Hay resignación, tibias sonrisas, esperanza, desesperanza, fortaleza, debilidad. Casi todos muertos. Gente muerta. "Aquí filmó Spielberg la escena de la Lista de Schindler donde el tren llegaba lleno de presos y hacían la selección", dice el guía.

Me olvido del cojudo de Spielberg. Aquí hacían la selección! Aquí separaban mujeres, niños, enfermos, ancianos de los que estaban aptos para el trabajo. Aquí mandaban directo a las cámaras de gas a los que no eran seleccionados. Es un campo amplio. Grande. Muy grande. No imagino cómo podían controlarlo. No imagino cómo se organizaban para matar tanta gente, quemarla y que no queden más que cenizas. No imagino cómo fueron capaces de hacerlo, NO IMAGINO, pero el guía nos lleva. Nos lleva a los crematorios, a las cámaras de gas.

Las cámaras de gas son como sótanos, donde hay una especie de lobby. Ahí, los prisioneros dejaban sus ropas, se desnudaban y pasaban al cuarto donde supuestamente los iban a bañar. Hay prisioneros judíos que están obligados a colaborar con esas funciones. Ni siquiera ellos desean decirles la verdad a los condenados. Para qué exaltarlos, es inevitable. Trancan las puertas. Largan el gas. El proceso dura 30 minutos. Los más suertudos son los que están cerca de los conductos por donde sale el gas, mueren casi inmediatamente. Otros, tardan en morir hasta 20 minutos. Tal número de judíos, tal número de gitanos, tal número de homosexuales. Tal número de muertos. No hay sobrevivientes. El horror.
No imaginaba. ¿Cómo imaginarlo?

Los crematorios tienen especies de camillas donde antes de quemar los cuerpos sacaban dientes de oro o cabellos. Los cabellos los usaban, como ya conté, para hacer tela. Los dientes de oro los fundían y hacían lingotes destinados a enriquecer al Tercer Reich.

Ya no quiero ver.

Pero no han terminado. Auschwitz era el campo de concetración más grande que tuvo Alemania, y a pesar de sus continuos asesinatos y aniquilaciones, sus instalaciones se vieron sobrepasadas. Tuvieron que crear un campo anexo para dar abasto entre tanto prisionero/muerto/cenizas. Casi todas las barracas, crematorios, cámaras de gas que vemos y que se extienden entre alambres y verjas, fueron construidos por los mismos prisioneros.

El campo funcionó desde 1940 hasta 1944. Estamos en el 2010 y sigue siendo incomprensible. Vemos un documento donde la solución final para la cuestión judía, estaba pensada para ser a mayor escala, el número que se pretendía alcanzar era de 11.000.000 de exterminados.

El guía nos cuenta que en un grupo de turistas, hace un tiempo, una persona reconoció a su padre en una de las salas donde hay fotos ampliadas de los soldados de la SS maltratando a prisioneros. Su padre era nazi, y se acababa de enterar en ese momento. Jodido.

Unos jóvenes que se encuentran entre un grupo de turistas, comienzan a hacer bromas y a preguntarse si todo lo que vemos es verdad. Entre risas dicen que ellos podrían poner cosas iguales en su jardín e ir de víctimas por el mundo. Se acercan al alambrado y toman fotos jocosas, donde uno de ellos finge ser un preso tratando de escapar a través del mismo.

Pienso en tomarles una foto. Levanto la cámara y no puedo dar click. No. Demasiada obscenidad en un solo día como para guardar ese recuerdo macabro, del mes y año que visité Auschwitz. El guía nos lleva al último destino. Ya hemos visto la pared del fusilamiento, situada en una especie de callejón cerrado donde se ejecutaba a balazos a algunos prisioneros. Aún conserva los huecos dejados por las ejecuciones. A sus pies, hay visitantes que dejan flores, flores por los muertos, por la verguenza, por las disculpas/pena/rabia del pasado.

Ya hemos visto la horca improvisada construida exclusivamente para Rudolf Hoss. La horca donde colgaron, mirando hacia los crematorios, al comandante de la SS que administró Auschwitz con frialdad, transformándola en una máquina de matar.

Llegamos a los restos que quedaron de lugares que los nazis dinamitaron tratando de cubrir sus crímenes en su apresurada huída. Nuestro joven guía nos cuenta que si bien la Segunda Guerra Mundial terminó, muchos de los prisioneros que sobrevivieron al campo de concentración murieron por el crudo invierno cuando eran trasladados a campos de refugiados. Y otros tantos fueron arrestados (otra vez) por motivos políticos, y ejecutados por los rusos. Los rusos ejercieron un régimen stalinista y fue recién en los 80s que Polonia finalmente empezó un camino trastabillante hacia la democracia.

La PostGuerra en esa zona no fue sencilla. Los vestigios aun se sienten. El guía se despide, nos agradece la visita, nosotros lo aplaudimos por el intenso "tour". Nos quedamos frente a lápidas que contienen un sentido homenaje a todas las víctimas del holocausto en varios idomas.

Una advertencia para la humanidad. Para la Humanidad dicen en las lápidas. Y hoy, en el 2010, aún la gente se mata en nombre de la religión, la raza, y se cometen atrocidades por las diferencias étnicas, políticas o culturales. No hay absolución posible.

Nos retiramos. Aún nos quedan 2 horas de retorno hacia Cracovia. Intento ordenar las ideas para contar la experiencia. Es complicado.

Al llegar, el recepcionista del hotel (ayudó a reservar el tour), nos pregunta qué tal.

¿Qué se puede responder?

Un exprisionero lo escribió: En nuestro idioma no hay palabras para expresar esta injuria, esta destrucción del hombre.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno!
Tienes uno de los mejores blogs del país, sino el mejor. De verdad que muy buen post. Felicidades.

Vincent dijo...

No..no hay palabras

locotopicante dijo...

Brutal niña! Brutal!
no tengo palabras tampoco.
Ya llegaste???? XOXOXO

Violeta dijo...

saludos nena! prontillo ire a conocer esos lugares oscuros...
besos!

Anónimo dijo...

moniq pa cuando el libro? y no abandones tu otro blog. volve!

Anónimo dijo...

Cruel, muy cruel,pero mas cruel es que seguimos cometiendo los mismos errores.

Aullidos de la calle dijo...

Anonimo1: Graciassss!!!! no creo que sea el mejor del país, pero gracias =) Besos!

Vicent: Puej! Mutis.

Locotopicante: Ya llegué!!!! estoy felizzzzzzzzzzz extrañaba un montón. Nada como el propio tugurio! Lucy Im home!!!!!! jejeje Abrazos!

Viole: De verdad?? Buenísimo!!! ya nos contarás tus infames experiencias =p Besotes!

Anónimo dijo...

llindo post! Bienvenida!

Anónimo dijo...

No dudo de la capacidad que tienes, eres muy buena en lo que haces, pero lo que no entiendo es porque escribes "No imagino qué pueden mostrar ahí. Cómo pueden exhibir el horror en vitrinas y cómo puede alguien realmente comprenderlo". Y dentro de tú agenda en Polonia está visitar este lugar, invitando a indirectamente a otras personas a que vayan y hagan el tour, el cual según vos NO IMAGINAS QUE PUEDEN MOSTRAR AHI. Pero te mata la curiosidad. Si consideras que ciertos lugares no deberían ser museos, porque demonios visitas uno de estos lugares???

Aullidos de la calle dijo...

anonimo ultimo: lo de no imaginar, es porque cualquier cosa que uno se imagine no está a la altura de lo que se vive ahí dentro. Fui por curiosidad, porque se han filmado escenas de películas ahí, porque el tema de la segunda guerra mundial siempre me interesó, fui porque leí n libros sobre el tema, fui por "turismo", por muchas razones.
E invito a las personas a hacer la visita no indirectamente, directamente...es una experiencia terrible, pero te causa tal rechazo hacia ciertas cosas, que en las escuelas es parte obligada como destino para excursiones estudiantiles.
También visité Terezín, porque supimos de ese campo a través de la revista de César Brie El Tonto del Pueblo,y no me arrepiento, el post refleja lo que sentí. Tal cual, hasta me quedé corta...
Es un pedazo de historia, y en estos tiempos que corren no hay que olvidarlo.
Considero que hay ciertos lugares como el bunker de Hitler que no deben ser museos, y que de hecho construyeron un parqueo sobre él y no hay nada más, en el caso de los campos de concentración es una tarea que se han dado las víctimas para que no se olvide, no debe olvidarse.
Besos, y gracias por preguntar!!

Anónimo dijo...

EL tema de la segunda guerra mundial siempre me llamó la atencion, no por morbo ni curiosidad si no mas bien por una cuestion de historia, admiro a los que estuvieron involucrados en ella a "los buenos y a los malos" todos dejaron una huella y al descubrir su historia siento que no han sido olvidados porque por lo menos hay alguien que escucho su nombre o supo de su sufrimiento de sus angustias de sus desiciones. Soy capaz de nombrar a mas de 150 alemanes por nombre y apellido y cerca de 600 del otro bando entre judios, Ingleses, Franceses y demas. Hoy al leer tu post senti estar a tu lado acompañandote en tu recorrido redescubriendo la historia y los sentimientos olvidados...gracias por la experiencia.

Aullidos de la calle dijo...

Anonimo:
gracias a vos :) ...y sí, la historia es fascinante y hay hechos que sólo se desean conocer hasta el más mínimo detalle de tan increíbles que son.
Un abrazo!

Anónimo dijo...

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