¿Quién no se ha levantado un día y se ha sentido absolutamente emputado de sólo ver el yogurt en la mesa del desayuno?
¿Quién no ha visto “crecer” a amigos a su lado, y ahora los observa y no reconoce a los niños que fueron?
¿Quién en su adolescencia no soñó con hacer “grandes cosas” y acabó cumpliendo un horario de oficina, sumido entre grises paredes?
¿Quién no desafió al sistema y ahora le besa el culo a gente que detesta, y cumple con normas sociales que antes aborrecía?
El Inadaptado refleja eso y más. Este filme noruego me llegó de manera casi providencial. Lo había pescado en Cinemax el año pasado, pero tras ver una sola escena me di cuenta que se trataba de una gran película y no estaba dispuesta a echarla a perder viéndola por partes.
Finalmente el sábado pude verla completa, y quedé encantada. Una fábula urbana que retrata con corrosivo humor una sociedad que ha cambiado lo afectivo por lo material, y cuyo concepto de la felicidad se traduce en una vida rutinaria, cómoda, sin sobresaltos, sin dolor, pero sin grandes alegrías tampoco.
Andreas es un tipo cualquiera que llega a una ciudad cualquiera de una manera cualquiera. En medio del desierto está la pequeña estación donde un viejo cuelga en ese mismo instante un letrero que dice: “Bienvenido”. A lo lejos llega el bus que trae a Andreas como único pasajero aparte del conductor. Andreas será el Inadaptado.
Ni bien Andreas baja del autobús, el viejo procede a descolgar con igual rapidez el letrero de “Bienvenido”, lo saluda y lo traslada a una moderna ciudad. Andreas es contador, lo reciben sin grandes ceremonias, le dan una oficina, un trabajo relativamente fácil y técnicamente todo marcha sobre ruedas. Al tiempo se integra a sus colegas, se involucra con una mujer bonita, inteligente, y la vida sigue su curso.
Pero algo no anda bien. Es raro. No hay niños por las calles. Las parejas se besan con los ojos abiertos. No existen muestras de euforia o de excesivo dolor. Las personas se mueven sin emociones, ajenas a cualquier sensación afectiva.
El tenor de la película se resume en una escena en que Andreas va a una discoteca y descubre consternado que después de tomar muchos tragos, el alcohol no le hace efecto. Va al baño y otro hombre le dice detrás de una puerta, desde el inodoro…”Nada tiene sabor. Solía gustarme el chocolate caliente, y ahora no siento el sabor. Nada tiene sabor a nada. Y se supone que el chocolate caliente es rico. Oscuro y sabroso. Sólo imagine el olor. No es sólo el chocolate caliente. Es un ejemplo. No es rico. Y es lo mismo con todo. Chocolate caliente, mujeres hamburguesas. Nada tiene sabor”.
Andreas va descubriendo poco a poco que esta nueva ciudad le va chupando la sensibilidad. Está todo “bien”, es todo “normal”, pero EL no es feliz. No se adapta a esas frías situaciones, no consigue conectarse con sus “amigos” a los que sólo les interesa comprar objetos, empieza a mirar extrañado a la mujer con la que convive, a la que sólo le interesa redecorar la casa , indiferente a sus emociones, a lo que Andreas siente o quiere de la vida.
Andreas está desconectado de todos y de todo. Y esa desconexión es plasmada en la película de manera simbólica en increíbles situaciones, que nacen de la nada y cuando menos uno lo espera. Los demás ven a este obtuso reaccionario como a un ser marginal, para ellos es un idiota, o en todo caso un peligro hacia el buen ambiente que han cosechado ¿No les parece sencillamente fascinante?
Yo observaba embobada la pantalla, no podía creer que una película de esta naturaleza haya pasado casi inadvertida en muchos lados. Una obrita de arte con la que no es difícil, para nada, identificarse…salvando las distancias.
Lo que hace Jens Liens (el director) es tejer una historia donde con maestría ataca todos los tumores de las sociedades modernas, el consumismo como búsqueda de satisfacción, el guardar las formas como elemento necesario para formar parte de un grupo de amigos, el fingir dicha en una relación de pareja en la que uno no se siente ni lleno, ni conforme…el postergar o relegar partes de tu personalidad, para tratar de encajar en lo que LOS DEMAS consideran como “felicidad” y lo más tétrico: las absurdas relaciones que uno a veces alimenta como parte de ese gran “todo” al que supuestamente hay que pertenecer, pero que ni teniendo la más encantadora sonrisa de empleado de McDonald, realmente se pertenece.
Mientras la película transcurre uno siente muchas cosas, se replantea otras (quién lo diría) y consigue despertar al freak que se ha dormido a pierna suelta en tu interior, al rebelde que colgó la bandera de paz o de “arriba las armas”, al idealista que se transformó en cínico, al romántico que se conformó con un haz de luz pudiendo buscar el sol…y al aventurero que odia llegar a su empresa transnacional todas las mañanas.
Andreas, el Inadaptado cuarentón, no se resigna a esa vida fría, gris, sin sabor…Andreas, el Inadaptado, tratará de “sentir” por todos los medios, perseguirá las emociones, la adrenalina…buscará una salida.
Narrada de forma algo pausada para algunos amantes de la acción hollywoodense, el ritmo de El Inadaptado condice con esa monotonía que aflige al personaje principal. Un ambiente opresivo, roto con delicadeza por estrafalarias situaciones.
Actuada de una manera perfecta por su elenco, donde destaca Trond Fausa Aurvaag (Andreas), este filme noruego puede llegar a enamorar a más de uno. Es dueño de una exquisita y elegante fotografía donde se nota un trabajo de arte importante. Cuenta también con una muy linda banda sonora donde incluso se pueden escuchar (sorpresa, sorpresa) temas de Los Panchos…totalmente en español! No han leído mal, temas de los panchos ambientando una película noruega.
El guión es sencillamente una joyita. Enriquecido sobremanera por una dirección de un tipo dotado detrás de la cámara. Un director que con la imagen justa en el momento justo, consigue transmitir la profundidad y el ingenio de una historia de estas características.
Por demás es recalcar lo original y creativo del argumento.
El inadaptado atrapa, seduce y claro, lo dicho…cuestiona. Lo hace en forma de risas, tristeza, miedo, y cualquier otra agridulce emoción que pueda despertar el retrato del hombre moderno.
Lo mejor: Una experiencia atípica, muy bien contada.
Lo peor: algunos dicen que el ritmo y el final abierto, pero a mí me gustó.
La escena: cuando cavan el túnel y consigue meter la mano por el huequito que los traspasará al otro lado. También la escena del baño.
Lo más falsete: Nada…
El mensaje manifiesto: El mundo se está enfriando
El mensaje latente: No te dejés enfriar
El consejo: Mirala, no te vas a arrepentir
La pregunta: ¿Por dónde escapo de este mundo de mierda?
3 comentarios:
Voy a comentar aquí sobre tu post en el Deber, si me disculpas.
Vi Media Noche en París y no me gustó, los personajes me parecieron caricaturescos, una historia muy forzada inverosímil (el viaje en el tiempo está bien, pero cual la probabilidad de encontrarse con todos esos personajes en unos pocos días? y encima caerles bien a pesar de ser Owen Wilson?)
Una película muy light, forzada y aburrida, sinceramente no sé como ese guión ganó un oscar teniendo tantas fallas.
Es la ultima película (y creo que la segunda o tercera) que pienso ver de Woody Allen...
Saludos
Don Juan:
tanto tiempoooo, sobre MediaNoche todo lo que decís es cierto, todo jejeje pero qué querés que te diga, yo la pasé teta, es ese tipo de película que toda tu razón te dice que nada que ver pero aún así la disfrutás a mí me pasó eso, por eso aclaro en la nota que hubo un momento en que mi parte racional me dijo muchas cosas, pero que la tomaba como venía. También estoy de acuerdo que no debió ganar oscar a mejor guión, las últimas pelis de woody allen son bien flojitas...pero a mí me entretienen...de Woody lo mejor está en sus inicios y de las ùltimas la más decente de lejos fue Match Point.
A Owen lo detesto, con toda el alma, pero aquí se me hizo soportable. Sobre el viaje, yo asumo que si yo tengo un viaje al pasado y sueño con ciertos personajes todos aparecerán en masa y a todos les caeré genial y todos seremos amigos (insertar corazón)
Besos!!!
Tienes razón, confieso que yo también disfruté Transformers 1 y 3... y claro, Woody Allen quizás no es para todos...
Gracias por responder.
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