miércoles, junio 10, 2009

EL ARTE DEL TACTO
Por: Mónica Heinrich V.

Blind Beast es una película rara. Precursora de El imperio de los sentidos, este filme japonés consiguió llamar mi atención hace un par de semanas. El título (en español: Bestia Ciega) ya era lo suficientemente estimulante como para me siente a verla una calurosa noche de noviembre. Es realmente fascinante encontrarte sorpresas como esta.

Dirigida por un desconocido (para mí) Yasuzo Masumura, Blind Beast narra la historia de un escultor ciego que se obsesiona con una famosa modelo. Perfeccionista y algo delirante, este tipo ideará un plan para secuestrarla y gracias a ella conseguir hacer su “obra maestra”.

La película se abre con una voz en off de Aki (la modelo) que cuenta un poco su experiencia como modelo antes del secuestro y el tipo de trabajo al que ella se dedicaba, en otras palabras, era una modelo para trabajos artísticos. Ahí se intercalan fotos muy bonitas y vanguardistas donde Aki es la protagonista.

Michio el escultor, rompe su cotidianidad: primero, en una galería de arte, donde el ciego acaricia una escultura que otro artista hizo de ella, Aki se sentirá extrañamente turbada ante las manos del ciego sobre su “otro” cuerpo. Luego, Michio se presentará en su departamento como un masajista. Y claro, ahí la cosa se deschaveta hasta que Aki termina formolizada y raptada.

La primera hora de película se podría encuadrar dentro del género thriller, aunque una versión mucho más sofisticada. Aki despierta en un extraño galpón donde la rodean narices gigantes, bocas gigantes, orejas gigantes, manos y piernas gigantes, todo parte del trabajo que Michio ha llevado a cabo durante su vida buscando la perfección.

El ciego cuenta con la ayuda de su madre, por lo que una escapada es casi imposible. De ahí se comienza a desarrollar una parte más perversa de la trama, en la que Aki usa sus artimañas femeninas ante un hombre virgen y sin experiencia, para intentar escapar. Estamos hablando de una película japonesa de 1969. En esa época debe haber causado su buen revuelo, y el tiempo ha sido benigno con la trama, ya que a pesar de algunas “ingenuidades”, consigue convencer de principio a fin.

Luego, el filme da un vuelco tremendamente oscuro, donde el japuco (director) se va con todo hacia un lado poco frecuentado por otros cineastas de la época, un lado sórdido y macabro, donde lo sexual, lo erótico, lo perverso y lo insano se mezclan en una sinfonía que pretende contar una gran conexión amorosa, pero que sin duda es un triste caso de Síndrome de Estocolmo. No obstante, esa terminología poco cuenta ante lo poderoso de las imágenes y lo desgarrador de tal unión. Una unión donde se explora la obsesión, el sadismo, lo absurdo y lo claustrofóbico.

A Yasuzo Masumura se le agradece que sepa contarlo de una manera elegante y por momentos muy poética. De tal manera que cuando llega el final, no podés dejar de tener ganas de ver alguna otra de sus películas.


Actuada muy profesionalmente, con un ciego (Eiji Funakoshi) que a pesar de su papel de villano, consigue convertirse en víctima en muchas partes, y en el que la actriz (Mako Midori) es la modelo ideal que transmite erotismo y al mismo tiempo inocencia, la película se sostiene casi enteramente por este par de actores. A ellos se suma la actriz (Noriko Sengoku) que interpreta a la madre del ciego. Convirtiendo este filme en una pequeña obrita de arte, donde casi todo el metraje se lleva a cabo en una sola locación.

Una muy muy buena fotografía, con escenas poéticas, artísticas, digna de alguna postal. Una clase magistral para esos directores de arte, que andan perdidos por la vida. Una excelente banda sonora y un lindo guión, terminan de hacer una experiencia digna de ser vista, una o más veces.
La película se basa en el libro Moju escrito por el japonés Edogawa Ranpo, nombre con el que Hirai Taro se hizo conocido en el mundo literario. Edogawa Ranpo no es otra cosa que la pronunciación japonesa de Edgar Allan Poe, escritor al que Hirai admiraba y en quien había basado su estilo y obra.

Nada gente, esta película fue una linda sorpresa de media semana. Ideal para acercarse al cine japonés. Y además de acercarse, amarlo.

Lo mejor: Una película artística, con una propuesta innovadora para su época y que continua siendo llamativa en el 2008.
Lo peor: no me molestó nada.

La escena: El pedido final de la modelo

Lo más falsete: nada.

El mensaje manifiesto: Existe una conexión profunda entre artista y obra


El mensaje latente: El arte todo lo consume

El consejo: Hay que verla

La pregunta: ¿El arte puede llevar a la locura?

CURIOSIDADES
- Yasuzo Masumura, el director, empezó estudiando leyes. Luego abandonó sus estudios para trabajar como asistente de dirección y finalmente se graduó en Filosofía.
- Se gano una beca para estudiar cine en la escuela italiana que tenían Antonioni, Visconti y Fellini.
- Dirigió casi 60 filmes de distintos géneros
- Eiji Funakoshi (el actor que sale de ciego) murió el 2007 víctima de un derrame cerebral.

1 comentario:

Daguerrotipos dijo...

Fantástica y perversa obra maestra.
También nosotros la hemos reseñado:
http://daguerrotiposyotroscines.blogspot.com/
Un saludo.